Asociación de Vecinos de Fuentemilanos

Iglesia de Santiago Apóstol

Se encuentra ubicada en el extremo occidental de la localidad, al este de la Ciudad de Segovia y esta dedicada a Santiago Apóstol. Aislada de construcciones adosadas, disfrutando de un entorno cuidado. Según la tradición, en torno a la segunda década del siglo IX, el obispo de Iria Flavia, Teodomiro, comunicó al rey Alfonso II de Asturias el hallazgo de un sepulcro cuyos restos se atribuyeron al apóstol Santiago. Desde ese momento muchas iglesias están bajo su advocación. Se trata indudablemente de un templo de origen medieval que en la actualidad conserva restos casi testimoniales de aquella primitiva fábrica. Su sobri aspecto exterior es fruto de una reconstrucción casi completa en el siglo XVIII, manteniendo como testimonios de su origen la pila bautismal, parte del muro norte con su portada, huella de un arco en el muro meridional y pudiera ser una pila aguabenditera, de difícil datación y filiación.

El retablo mayor


Ocupa el fondo de la capilla. Consta de banco, con dos pequeñas pinturas, cuerno principal con tres hornacinas y el ático con un calvario de escultura en el centro. El retablo supone la plenitud barroca con abundante fronda, guirnaldas cargadas de frutos y columnas retorcidas. Es obra de finales del siglo XVII.

En el centro, la escultura ecuestre de Santiago alzando la espada en la mano derecha, resulta de canon desproporcionada para el tamaño de la hornacina; el rostro muestra un modelado recio. Las telas, en especial las del manto, se resuelven en grandes pliegues abarrocados.

El retablo de la virgen del Rosario


Está situado en una capilla lateral. Consta de banco, adornado con dos lienzos, un solo cuerpo de tres calles con sendas hornacinas de medio punto y ático con un lienzo en el centro.

En la hornacina central, la Virgen mantiene una postura erguida, en contraposto, de suave ritmo curvilíneo. Se envuelve con un manto azul que describe una amplia curva en su lado derecho, marcando la típica diagonal que muere en el brazo izquierdo donde se sienta el Niño Jesús, que, apoyado en la cadera y en la mano izquierda de la Virgen, envuelto entre panales, extiende su bracito para cogerle la mano derecha. En las hornacinas laterales hay dos tallas: la de la izquierda representa a Santa Agueda. Esta noble doncella de Catania (Sicilia) fue martirizada hacia el año 251, después de varios tormentos. Aparece con su atributo personal, una bandeja con los pechos que, según la leyenda, le cortaron. Va vestida con túnica verde y manto rojo que se recoge graciosamente con la mano izquierda. En la hornacina de la derecha hay una talla de Santiago; el santo, envuelto con un manto rojo, permanece estático con un libro en la mano izquierda y un báculo en la derecha. La actitud concentrada del rostro que mira absorto el libro contribuye a dar sensación de realismo a la figura.

En el banco, debajo de las dos tallas, hay dos lienzos cuadrados con dos escenas protagonizadas por frailes dominicos. El lienzo de la derecha puede representar a Santo Tomás de Aquino como Doctor de la Iglesia por los atributos que aparecen: un sol sobre el pecho (su sabiduría), sostenido, a modo de medallón, por una cadena de oro (alusión nominal a su obra Catena aurea). La paloma que le inspira y la pluma de ave sobre un libro abierto de cara al observador parecen indicar la importancia de su doctrina. El lienzo de la izquierda puede representar a San Raimundo de Peñafort en la escena de la aparición de la Virgen. El tema de la pintura del ático es el arcángel Rafael con potentes alas y larga cabellera, que, vestido con una túnica corta y manto enrollado a la cintura, lleva a Tobías niño de la mano. Debajo de la Virgen del Rosario hay un lienzo con el tema de la Virgen y el Niño, ofrecido por algún devoto; lo han situado de forma forzada y se encuentra fuera de lugar.

El retablo de nuestra señora del Carmen


Se construyó en el año 1764. Los 890 reales que tuvo de coste fueron pagados con las limosnas de los devotos y por la propia iglesia, que aportó 360 reales. (3) Es de un sólo cuerpo con tres hornacinas, separadas por dos estípites. Se trata de una obra de madera policromada y dorada típica de la década de los años de 1760 con detalles y adornos rococós. El ático se remata con un lienzo que representa a Cristo coronado de espinas. En la hornacina central está Nuestra Señora del Carmen, a su derecha San Ramón Nonato y a su izquierda San Roque, son esculturas exentas sobre peanas rococós. Lo doró el maestro Joaquín Casado por 1.300 reales. El recibo está fechado el 10 de Octubre de 1768, pero la cantidad aparece en las cuentas de 1771. En 1779, el maestro de Arquitectura Felipe Durán llevó a cabo varias obras que precisaba la iglesia: una cajonería, una mesa de altar, credencias y otros trabajos por los que cobró 7.640 reales. Para el dorado de estas obras, se contrató a Antonio Martínez de la Vega, al que se le pagaron 1.400 reales.

En el muro septentrional se conserva una incompleta serie de canecillos, hoy sin función y en estado precario, siendo los más orientales los mejor conservados, distinguiéndose una carnosa hoja de penca, modillones, perfiles de proa de barco y, sobre todo, canes de nacela. Bajo esta cornisa está dispuesta la portada, de aspecto esbelto y sencillo, está realizada en sillería de buena talla aunque algunas piezas parecen removidas; se trata de un arco de medio punto doblado que apea en jambas de perfil abocelado, la exterior de ellas situada sobre un alto zócalo que se corresponde al saledizo del conjunto. La arquivolta interior presenta un bocel trasdosado por toda una serie de flores tetrapétalas inscritas en tallos dobles entrelazados que van formando clípeos, mezclando la talla a bisel con ligeras incisiones en bajorrelieve; una segunda arquivolta con idénticos bocel y decoración vegetal abraza a la primera.

El resto de la decoración se sitúa en el guardapolvos que repite motivos vegetales y técnicas ya vistas, siendo aquí flores pentapétalas inscritas en los clípeos formados por otro tallo y en las piezas del cimacio, de perfil abiselado, donde tallos triples y d ingenuo entrelazo cobijan espigas en las formas circulares que van formando a lo largo de su desarrollo.

En el espacio que sirve en la actualidad de pórtico se conserva la pila bautismal de este templo; su vaso tiene forma semiesférica y luce toda una teoría de gallones idénticos de escaso bulto, en número total de veinte, hasta llegar a la embocadura, que aparece lisa y con perfil abiselado.
Lisos son también el interior de la copa y el tenante sobre el que sitúa el vaso, este con una altura de 28 cm, siendo las medidas exteriores de la copa de 120 cm x 70 cm.

En el muro meridional, parcialmente oculto, se puede apreciar el arranque de un arco –en el cuerpo bajo de la torre se puede observar su continuación– que a falta de más datos hace osada cualquier interpretación. La cronología de este templo debe corresponder con mediados del siglo XIII.

Portada
Arquivoltas
Canecillos
Pila bautismal

Orientada al norte, está levantada en buena sillería. El vano se resuelve con un arco de medio punto formado por dos arquivoltas, envueltas por chambrana, que apoyan en cimacios y jambas aboceladas. Algunas de sus piezas parecen recoplocadas por lo que no podemos descartar que todo el conjunto haya sido remontando en algún momento de su larga vida.

Las dos arquivoltas exhiben un grueso bocel trasdosado por una serie de flores tetrapétalas inscritas en clípeos formados por tallos vegetales. En el guardapolvos son flores pentapétales las que se inscriben en los clípeos, aunque la mayoría han desaparecido víctimas de la erosión, y en los cimancios son sencillas espigas las que encontramos rodeadas por círculos vegetales.

En la cornisa norte se reaprovechan algunos canecillos originales, todos ellos de formas muy sencillas. La mayoría son lisos de perfil de nacela pero también encontramos una proa de barco y una elegante hoja de penca

La pila bautismal, se encuentra protegida por un pórtico enrejado. Su copa es semiesférica algo achatada y se decora con veinte gallones de poco bulto que llegan hasta la embocadura abiselada. Sus dimensiones exteriores son 120 cm x 70 cm. Junto a ella, se encuentra una pila aguabenditera que la «Enciclopedia del Románico» no se atreve a datar.

Detalles de construcción

La iglesia parroquial, es un edificio de piedra que conserva restos de tres estilos: románico, la portada del muro norte con arco doblado y decoración de rosetas; gótico, la capilla lateral, de planta cuadrada, con muros de sillares labrados y reforzada por contrafuertes del mismo material, la obra se realizaría en el segundo tercio del siglo XVI. La tercera consta documentalmente estar realizada en 1618. A finales del siglo XVI el pueblo había experimentado cierto crecimiento y la iglesia había quedado pequeña. Se autorizan entonces unas obras de agrandamiento, consistentes en deshacer la parte de los pies de la iglesia, agrandándola, y edificar una torre nueva. El 12 de Marzo de 1618 se trajo a pregones la obra de ensanche que quedará rematada en la cantidad de 14.000 reales, aceptada por Sebastián Gutiérrez y Juani de Mogaguren. Las trazas las había hecho Bartolomé García en 1613.

El convento

Se quiere también recoger la presencia próxima a este templo, ya dentro del caserío de la localidad, de una edificación conocida popularmente como “el convento”, hoy convertida en vivienda particular, donde parecen distinguirse piezas de origen medieval. Así, en el muro oriental, es perceptible una serie de sillares tallados a hacha y dispuestos aquí un tanto de cualquier manera, de igual suerte a la pieza denominada “el escudo” que, dispuesta en el muro meridional, parece haber sido un capitel, hoy descontextualizado. Su estado dificulta su identificación, aunque parecen distinguirse tres figuras humanas, las de los extremos pudieran estar nimbadas, luciendo ropa talar.  En la cartela se puede leer «ABcENAGOAN1724«, en lo que podemos destacar «AÑO 1724» y lo que precede parece hacer referencia a SANTIAGO. 

Si te gusta y quieres conocer más sobre la investigación, te digo que dice la inscripción. Abre el enlace de abajo.

En la parte más alta de la fachada opuesta, que no da a ninguna parte y que resulta un lugar bastante menos lucido, se colocó un pequeño capitel en el que aún se pueden distinguir los restos de dos leones con los cuartos traseros enfrentados. Además de estos dos capiteles, en los muros de la vivienda se pueden encontrar varios sillares tallados a hacha.

Texto y fotos: IHGB

Bibliografía

BARTOLOMÉ HERRERO, B., 1995, p. 343; BARTOLOMÉ HERRERO, B., 1999, p. 300; HERBOSA, V., 1999, p. 64; LECEA Y GARCÍA, C. de, 1893, p. 4; MADOZ, P., 1845-1850 (1984), p. 82; MARTÍNEZ DÍEZ, G., 1983, pp. 469, 479, 482; MARTÍNEZ MORO, J., 1985, p. 90; MORENO ALCALDE, Mª P., 1990a, pp. 175-176; PASCUAL TEJEDOR, V., 1998, pp. 25, 282; SIGUERO LLORENTE, P. L., 1997, pp. 192, 359; VERA, J. de, 1953b, pp. 351- 353; VILLAR GARCÍA, L. M., 1990, doc. 141.

Vicente Herbosa, El Románico en Segovia, Ediciones Lancia, 2005. pág. 64
VVAA, Enciclopedia del Románico en Castilla y León. Segovia Vol. II, Fundación Santa María la Real, 2007, pág. 741-743

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